La banda del hemisferio sur comprendida entre los 40 y 50 grados de latitud suele poseer vientos intensos y constantes. Pero además, sus nubes son distintas a las observadas en las latitudes medias y altas del hemisferio norte, indica un nuevo estudio publicado en Atmospheric Chemistry and Physics.
Martin Radenz, del Instituto Leibniz de Investigación Troposférica de Leipzig y sus colaboradores, explican que las nubes del hemisferio sur reflejan más radiación solar. Este fue el resultado de investigaciones realizadas entre los años 2018 y 2021, donde el equipo de investigación recopiló datos sobre aerosoles, nubosidad, viento y precipitaciones en la ciudad de Punta Arenas, situada en el sur de Chile, y los comparó con los obtenidos en las ciudades de Leipzig y Chipre, en el hemisferio norte.
El equipo remarcó que el aire de la región "es muy limpio", y este hecho influye en la nubosidad de las capas atmosféricas medias y altas. Debido a que las masas de aire húmedo se desplazan sobre zonas oceánicas extensas y poco transitadas, y a que la población en tierra firme también es escasa en la región, el aire contiene pocos aerosoles.
"Un menor número de partículas suspendidas se traduce en menos núcleos de congelación. Pero son justo esos núcleos los que permiten que las gotas de las nubes formen cristales de hielo a temperaturas de entre 0 y −40 grados Celsius", comentó Patric Seifert, investigador del Instituto Leibniz y coautor del estudio. Por lo tanto, estsa nubes se congelan menos y contienen más agua líquida que las del hemisferio norte a una misma temperatura, traduciéndose en un mayor reflejo de la luz solar, lo que a su vez repercute en la radiación térmica de la Tierra.
Las nubes del hemisferio sur son distintas a las del norte (redes sociales).
Sin embargo, la mayor limpieza del aire no es la principal causa que explica estas diferencias observadas. En la formación de las nubes también influyen las ondas de gravedad atmosféricas, como las que se generan cuando los vientos del oeste chocan contra la Cordillera de los Andes. "Midiendo las corrientes ascendentes y descendentes en el interior de las nubes, logramos identificar las que se habían visto afectadas por esas ondas y eliminarlas de las estadísticas generales. Eso nos permitió demostrar que las ondas de gravedad atmosféricas, y no la escasez de núcleos de hielo, son la principal causa del exceso de gotas en las nubes a temperaturas inferiores a −25 grados Celsius", agregó Radenz.
Lo que queda claro es que los resultados de la investigación son muy relevantes, ya que este tipo de diferenciaciones permitirían mejorar los modelos climáticos globales, a partir de tomar en cuenta estos factores antes desconocidos.