El arquitecto Henry Glogau abordó de manera innovadora la previsión de escasez de recursos en el futuro, diseando un producto que permite desalinizar agua, iluminar, y además generar energía. El tragaluz de desalinización solar de Henry Glogau, quien trabaja por la unidad de innovación 3XN en Copenhague, creó el producto en colaboración con la organización no gubernamental de Chile TECHO, para la comunidad chilena de Nueva Esperanza.

Pese a que la búsqueda de recursos energéticos actuales apunta hacia la extracción de minerales y combustibles fósiles, lo cierto es que todavía existen comunidades en donde el agua potable continúa siendo un bien escaso. Y es posible que mas comunidades tengan este problema en el futuro. Por esta razón, Glogau ha diseñado un eco invento innovador que aprovecha el proceso de desalinización de agua de mar y la energía solar para generar luz, y además brindar agua potable a comunidades que carecen de ella.

Bajo un contexto donde la urbanización ha creado una complejidad de desafíos para los más desafortunados que terminan por instalarse en asentamientos informales, Glogau tomó como punto geográfico a Chile que actualmente tiene un total 110 mil familias viviendo en este tipo de asentamientos. Glogau explica que el proyecto abrió un diálogo en torno a la escasez de recursos con la comunidad de Nueva Esperanza. El equipo de diseño organizó talleres con los vecinos para idear versiones del producto utilizando tecnología básica, con materiales que se encontraran a la mano, como botellas de plástico, latas, cuchillos y cinta adhesiva.

El tragaluz permite extraer agua potable de agua de mar (redes sociales).

El tragaluz ganó el primer premio en los Design Educate Awards, en la categoría de diseño responsivo.

¿Cómo funciona?

Con un diseño circular que entona con las estructuras habitaciones de la localidad, también fue importante que el tragaluz fuera familiar y accesible, y no un artefacto de alta tecnología. Glogau acogió una aproximación holística que trabaja con el entorno natural. El arquitecto invirtió sus esfuerzos para que la tecnología fuera fácil de crear y además se mantuviera de forma autosustentable y autónoma. Funciona a través de 12 baterías como fuente de energía, que ponen en funcionamiento el tragaluz durante la noche mediante una reacción química de desalinización de agua de mar. De esta forma, se obtiene agua potable y a la vez, la sal extraída del proceso se transforma para recargar las pilas. El agua de mar se bombea a mano hacia la luz por medio de un tubo pequeño, y el agua potable se extrae del la parte de abajo.

Por lo tanto, el artefacto genera luz y agua potable de forma completamente sostenible y que no requiere ningún tipo de dispositivo exterior para funcionar. En palabras del propio Henry, este es un "enfoque holístico para proporcionar agua, luz y energía a los asentamientos informales costeros de Chile". Pero además, aprovecha lo que la naturaleza brinda a las comunidades de aquella región, pues el "diseño utiliza la abundancia de energía solar y agua de mar de Chile para crear el tragaluz de desalinización solar, que emite luz natural difusa, produce agua potable y utiliza salmuera sobrante para la creación de energía".

El proceso del tragaluz explicado (redes sociales).

De la mano de la arquitectura, la ciencia y la acción frente a la crisis medioambiental actual es posible generar grandes cambios. Es momento de cambiar apuntar hacia proyectos autosustentables y sostenibles que finalmente nos posibiliten transformar nuestra relación con el planeta.