Las dolencias articulares han acompañado al ser humano desde tiempos inmemoriales. Antiguamente, estas afecciones eran menos frecuentes, principalmente debido a un estilo de vida más activo y saludable. Sin embargo, con el tiempo, factores como el sedentarismo, la mala alimentación y los malos hábitos posturales han contribuido al aumento de problemas osteoarticulares. La falta de actividad física, una dieta desequilibrada y el uso de mobiliario inadecuado son solo algunos de los elementos que agravan estas condiciones.
¿Escuchaste en alguna ocasión que una persona dijera “Me duele la rodilla: va a llover”? Popularmente, se cree que los cambios meteorológicos, especialmente el frío y la humedad, pueden exacerbar las dolencias articulares. Esta percepción tiene una base científica, ya que la lluvia y el cambio de presión atmosférica pueden influir en nuestro cuerpo de varias maneras.
Como en muchos otros temas, las investigaciones no se ponen de acuerdo en relación a este tema, algunas afirman que no se ha encontrado una relación de causa y efecto entre los cambios climáticos y los dolores articulares. Sin embargo, otras investigaciones sugieren haber encontrado algunos factores que sí podrían influir. Alguna de ellas explica que durante largos períodos de sequía, el aire tiende a cargarse de iones negativos cuando la lluvia finalmente llega. Estos iones pueden ayudar en la desintoxicación celular y mejorar la sensación de bienestar. Sin embargo, la lluvia también suele venir acompañada de un viento frío que puede estresar los tejidos más sensibles a los cambios de estación, como las articulaciones.
Existen muchos mitos sobre el efecto de la lluvia en las articulaciones.
El debate es continuo en torno a si la lluvia realmente tiene un impacto directo en el dolor articular. Como dijimos, algunos estudios sugieren una correlación, mientras que otros no la encuentran. Por ejemplo, un estudio de la Universidad de Manchester en 2017 investigó la relación entre el clima y las operaciones de reemplazo de cadera, encontrando un aumento en las cirugías tras días lluviosos. Sin embargo, otros estudios, como los de la Universidad de Harvard, no encontraron diferencias significativas en la incidencia de dolor articular entre días húmedos y secos.
Otras investigaciones han intentado esclarecer la relación entre el clima y las dolencias articulares. En 2016, la Asociación Europea de Reumatología (EULAR) llevó a cabo un estudio que no encontró conexión entre la lluvia y las enfermedades reumáticas. Otros estudios, como uno realizado en 1999 en la isla de Tórtola, tampoco hallaron asociación significativa entre el clima y las artritis.
Una explicación posible que ofrecen las investigaciones que apuestan por la relación de estos fenómenos es que antes de que llueva, la presión tiende a disminuir, hay menos presión de aire ejerciendo sobre su cuerpo, lo que puede permitir que los músculos, tendones y otros tejidos que rodean las articulaciones se expandan. La expansión puede ejercer una presión adicional sobre ellas lo que puede provocar dolor.
Podríamos pensar también, que la percepción de dolor en relación con el clima puede ser más subjetiva que basada en pruebas objetivas. Algunos estudios sugieren que factores psicológicos y emocionales podrían influir en cómo las personas perciben el dolor en diferentes condiciones climáticas.
Los dolores articulares pueden mitigarse, siempre consulte a su médico.
Ya sea por causas objetivas o subjetivas, experimentar un dolor articular no es nada agradable. Por eso hemos compilado una serie de sugerencias que pueden ayudar a mitigar los síntomas del dolor articular (en días lluviosos o no tanto!):
- Mantenerse abrigado: Utilizar ropa adecuada para protegerse del frío y la humedad.
- Ejercicio regular: Mantener una rutina de ejercicios para fortalecer las articulaciones y mejorar la flexibilidad.
- Dieta balanceada: Consumir una dieta rica en antioxidantes y antiinflamatorios naturales.
- Tratamientos tópicos: Utilizar geles antiinflamatorios y cremas específicas para el alivio del dolor articular.
- Terapias complementarias: Considerar el uso de hidroterapia, baños de parafina y masajes terapéuticos.
- No deje de consultar a su médico de confianza.
Aunque la relación entre la lluvia y el dolor articular sigue siendo un tema de debate, es evidente que más investigaciones son necesarias para entender completamente esta conexión. Los estudios futuros deberían centrarse en cómo diferentes factores climáticos, junto con variables individuales como la dieta, el estado emocional y los hábitos de vida, pueden influir en las dolencias articulares, y así mejorar la calidad de vida de aquellas personas que padecen cotidianamente este tipo de dolencias.