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La fascinante vida de los colibríes

16/08/2024
Cecilia MoscuzzaPorPublicado porCecilia Moscuzza
Algunas nubes pasajeras

79° en Altillo, San Luis

La fascinante vida de los colibríes Símbolos de alegría y adaptabilidad, muchas personas creen que los colibríes nos recuerdan los sueños y la perseverancia para concretarlos.


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Los colibríes, conocidos también en América del Sur como picaflores, son un grupo de aves fascinantes y únicas. Actualmente, existen cerca de 360 especies de colibríes, y aunque algunas de ellas están en peligro de extinción, ninguna se ha extinguido completamente hasta ahora. Colombia es uno de los países más ricos en diversidad de colibríes, allí se registraron 165 especies, lo que representa aproximadamente la quinta parte de todas las especies de colibríes en el planeta. En una sola jornada de observación en el departamento de Magdalena, se han registrado hasta 42 especies diferentes.


¿Por qué esta ave nos resulta tan fascinante? Puede ser por su tamaño o sus intensos y vibrantes colores, por su ágil vuelo o por esa sensación que transmite de por momentos parecer suspendido en el aire remitiéndonos a un mágico encuentro con la naturaleza. ¿Acaso será por el simbolismo que se le atribuye en muchas culturas?¿Qué sentís cuando te encontrás con esta maravillosa ave?


Alguna vez habrás observado su diminuto tamaño: éste varía entre los 5 y 20 cm de largo, y su vuelo es uno de los aspectos más notables ya que pueden batir sus alas entre 50 y 80 veces por segundo. Es esta característica la que les permite mantenerse inmóviles en el aire, volar hacia atrás, e incluso de lado, habilidades únicas entre las aves. Su vuelo rápido y preciso, junto con su plumaje brillante e iridiscente, les ha ganado el apodo de joyas del aire. El brillo de su plumaje no proviene de pigmentos, sino de la estructura de las plumas que refleja y refracta la luz.

La estructura de sus plumas refleja y refracta la luz dándole al colibrí su característico brillo y tonalidades.

La estructura de sus plumas refleja y refracta la luz dándole al colibrí su característico brillo y tonalidades.


Estas aves son nativas de América y se distribuyen desde Alaska hasta Tierra del Fuego, aunque son más abundantes en las regiones tropicales y subtropicales. En Argentina, por ejemplo, se pueden encontrar en diversos hábitats, desde las yungas de los Andes y las selvas de Misiones. Cada especie tiene un rango de distribución particular, y mientras algunas se limitan a regiones específicas, otras como el colibrí de garganta rubí (Archilochus colubris) migran desde Canadá hasta América Central.


Los colibríes tienen una esperanza de vida muy corta, la mayoría de ellos no viven más allá de su primer año de vida y los que lo hacen normalmente sólo viven hasta los 4 o 5 años. Se alimentan principalmente de néctar, que obtienen de flores tubularizadas. También cazan pequeños insectos y arañas para complementar una dieta rica en proteínas. Estos pequeños pájaros tienen un metabolismo increíblemente rápido y necesitan comer varias veces su peso en alimento cada día. Por este motivo necesitan comer cada 15 o 20 minutos y visitan entre 1000 y 2000 flores ¡por día!


En estado de reposo, su corazón puede latir entre 500 a 700 veces por minuto; mientras que en estado activo, alcanza las 1,200 veces por minuto. Esto se debe a la gran cantidad de energía que gastan durante el vuelo. Los colibríes son los únicos animales alados que poseen la capacidad de volar en todas direcciones: derecha, izquierda, adelante y ¡hacia atrás!

Colibrí garganta rubí. Se reproduce en el este de Estados Unidos y Canadá. Se encuentra en una variedad de hábitats boscosos.

Colibrí garganta rubí. Se reproduce en el este de Estados Unidos y Canadá. Se encuentra en una variedad de hábitats boscosos.


Otra gran capacidad de estas pequeñas aves, es la de poder ver más colores que los seres humanos, ya que tienen visión tetracromática lo que implica que poseen cuatro canales independientes para la recepción de información de color, o la posesión de cuatro tipos diferentes de células cono en el ojo. Es decir que, para igualar el efecto sensorial de espectros de luz escogidos arbitrariamente dentro de su espectro visible se requiere de la mezcla de al menos cuatro diferentes colores primarios, a diferencia de los seres humanos que tenemos visión tricromática.


El ciclo reproductivo de los colibríes es igualmente fascinante: Su técnica de apareamiento consiste en un cortejo aéreo en el que el macho exhibe su plumaje y habilidades de vuelo elevándose hasta 20 metros de altura para luego dejarse caer en picada realizando una vuelta en U antes de alcanzar el suelo y volver a elevarse. Esta acción la repiten las veces que sean necesarias para atraer a la colibrí hembra, quien se fija en aquellos que logran hacerlo con más gracia, así como llegar más alto. Es la hembra la encargada de construir un pequeño nido, generalmente hecho de telarañas y musgo, allí pone entre uno y dos huevos diminutos, de apenas 1 cm de largo. Las crías nacen tras un período de incubación de 14 a 23 días y son alimentadas con néctar regurgitado por la madre.

Nido de colibrí construido generalmente con musgo y telas de araña.

Nido de colibrí construido generalmente con musgo y telas de araña.


Aunque los colibríes son solitarios y territoriales, interactúan indirectamente con otras especies. Son polinizadores clave para muchas plantas que dependen de ellos para la reproducción. Además, algunas plantas han desarrollado adaptaciones específicas para atraer a estos pequeños pájaros. A su vez, los colibríes deben competir con otros polinizadores como las abejas y mariposas. Son conocidos entre los biólogos por ser aves agresivas, a pesar de su tamaño, se los ha visto atacar a otras aves que los triplican en tamaño y fuerza.


Los colibríes son, sin duda, uno de los grupos de aves más fascinantes del planeta. Su diversidad, su increíble capacidad de vuelo, y su importancia ecológica los convierten en un tesoro natural que merece ser protegido y admirado. Muchos mitos se han construido a su alrededor, uno de ellos relata que fueron los colibríes quienes guiaron al primer imperio mexicano a la fundación de Aztlán: según el mito, estas aves eran mensajeros del dios de la guerra (Huitzilopochtli). Mientras que Coatlicue, diosa de la fertilidad, barría su templo en la montaña de las serpientes, una brisa hizo que varias plumas de colibrí se asentaran en su seno. Fue así que en su vientre se gestó Huitzilopochtli quien, al nacer, llegó al mundo con una armadura, un escudo de águila y sandalias forradas de plumas de colibrí. Cuando éste se ganó su puesto como dios tutelar de los mexicas, decidió guiarlos hasta Aztlán con sus mensajeros alados y así alcanzaron esta tierra mítica donde alzaron su civilización entera. Por esto, a nivel cosmogónico, estos pájaros ocupaban un lugar importante en la era precolombina.

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