Hay veces en los que el Sol se vuelve anaranjado, o incluso rojo. El cielo, especialmente al atardecer, también puede teñirse de color naranja, o lila y violeta. Es un fenómeno espectacular que hace que el atardecer lleve el nombre de "la hora mágica". Pero ¿qué lo genera?
La llamada "dispersión de Rayleigh" lleva su nombre por John William Strutt Raileigh (1842 – 1919), un matemático y físico británico. El fue el responsable de una serie de trabajos sobre la polarización de la luz, que (entre otras cosas), logró dar una explicación del color azul del cielo.
Este nombre se refiere a la dispersión de la luz causada por las moléculas del aire. Ésta se puede generalizar a la dispersión por partículas de hasta aproximadamente una décima parte de la longitud de onda de la luz. Es la dispersión de Rayleigh de las moléculas del aire la que nos da el cielo azul durante el día, y el cielo más rosado en los atardeceres.
Comprendiendo el fenómeno
En primer lugar, debemos aclarar que la luz está compuesta de todos los colores del espectro visible: el rojo, naranja, amarillo, verde, azul, rosa y violeta. Cada color tiene una longitud de onda diferente (similares a los sonidos, de graves a agudos) y a eso se deben las diferentes tonalidades. El violeta tiene la longitud de onda más corta, mientras que el rojo tiene la más larga.
El siguiente paso es entender que nuestra atmósfera se compone de varios gases -que incluyen el oxígeno que respiramos-, que rodean nuestro planeta y hacen posible la vida. Cuando la luz solar atraviesa esas capas se desvía y se descompone, como si estuviera pasando por un prisma.
Explicación del corrimiento al rojo observado al atardecer (NASA).
Cuando el Sol está alto lo más alto del cielo, el camino que la luz tiene que recorrer hasta el observador a través de la atmósfera es más corto. Los rayos de luz impactan contra las pequeñas partículas del aire y por ello se desvían, se dispersan. Las moléculas del aire dispersan más la luz azul.
Al amanecer y cuando se pone el Sol, en cambio, éste se encuentra muy abajo en el cielo; por lo que el camino que tiene que recorrer su luz antes de alcanzarnos es más largo. En ese recorrido pierde gran parte de su componente de luz azul, y los que quedan y nos alcanzan son los componentes rojos.
Su relación con la "Luna Roja"
Este mismo fenómeno es el responsable de que, durante los eclipses lunares, muchas veces veamos una luna rojiza en el momento de mayor oscuridad. Un eclipse lunar ocurre cuando el Sol, la Tierra y la Luna están alineados de modo que la Tierra queda entre los dos, proyectando una sombra sobre la Luna.
Desde el punto de vista de la Luna, lo que se ve en el cielo es la Tierra adelante del Sol, con el "borde" de la atmósfera que transluce su luz como si estuvieramos viendo un atardecer lejano. Por lo tanto, la misma dispersión de Rayleigh entra en juego, generando un "cielo rojo" en la Tierra lejana, y proyectando esta luz sobre la superficie de la Luna.
Por qué la Luna se vuelve roja en un Eclipse (NASA).
La Agencia NASA aclara este mismo punto, en una publicación de su sitio web: "El mismo fenómeno que hace que nuestro cielo sea azul y nuestras puestas de sol rojas hace que la Luna se vuelva roja durante un eclipse lunar. Se llama dispersión de Rayleigh. La luz viaja en ondas y los diferentes colores de luz tienen diferentes propiedades físicas".
"La luz azul tiene una longitud de onda más corta y las partículas de la atmósfera terrestre la dispersan más fácilmente que la luz roja, que tiene una longitud de onda más larga", concluye la Agencia.
Finalmente, hay que tomar en cuenta que los cielos podrán ser mas rojizos dependiendo, además, de las partículas suspendidas en el aire. El astrónomo Edward Bloomer, de los Museos Reales de Greenwich, al este de Londres, comenta que las "nubes de polvo, humo y similares también pueden afectar a la manera en la que ves el cielo".
Sol y cielo rojos debido a polvo suspendido (Redes sociales).
"Se parece un poco a lo que ocurre en Marte: Cuando el polvo rojo se eleva en el aire, da la impresión de que el cielo es rojizo". Frecuentemente, la arena del Sahara queda suspendida en las capas superiores de la atmósfera y se desplaza por gran parte del planeta, provocando estos cielos en varias regiones.